Antes del primer cuarto intermedio de la jornada inicial del juicio por la muerte de Lucía Pérez declararon su padre, su madre, su hermano y una amiga.
La familia de Lucía Pérez, integrada por su madre Marta Montero, su padre Guillermo Pérez y su hermano Matías, fue el eje central de la primera jornada en el juicio que se lleva a cabo en el Tribunal Criminal Nº1 contra Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel por la muerte de la adolescente.
“Lucía era una excelente hija, una excelente persona –dijo la madre en el comienzo de su declaración-; maravillosa. Siempre estaba conmigo. No era de salir mucho. Yo lo había hablado con ella: cuando tuviera 17 años la íbamos a dejar salir a una matinée y el padre la iba a llevar y buscar. Era buena estudiante. Se preocupaba mucho. Hablábamos y ella contaba hasta donde ella quería, como son los adolescentes”.
Consultada de forma permanente por el fiscal Daniel Vicente y por el abogado Gustavo Marceillac, Montero se explayó sobre la relación que tenía con su hija y permitió de esa manera re-construir cómo era Lucía en el seno familiar.
“Yo de los amigos conocía a Sol, eran muy amigas. A Sofía, que la llora mucho. Varones había conocido a dos nada más”, dijo la mujer frente a los jueces Aldo Carnevale, Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso.
“Yo no le revisaba las redes sociales”, “en su teléfono había una clave”, “no sé si consumía tóxicos y nunca la vi usar colirio para los ojos” y “no tenía trastornos de alimentación, no tenía problemas de peso, comía normalmente” fueron algunas de las respuestas que Montero dio al fiscal, a la vez que ratificó que “Noelia Flores no estuvo en mi casa esa noche, Matías tampoco, o llegó tarde y no lo escuché”.
Esta última afirmación es importante ya que para la defensa Lucía Pérez había consumido drogas en su casa durante la madrugada. Además, en un mensaje de texto de Lucía a Farías ella le comentaba que se había drogado en esas horas junto a Noelia. Esta joven declaró y negó que haya ido a la casa de Lucía y que no la veía desde el 1° de julio.
Tras describir los recursos y situación de la familia (“vivimos con dos sueldos; vivimos para pagar impuestos), Montero señaló que Lucía “era una chica saludable, no se enfermaba nunca. Me había pedido ir a terapia, ocho o nueve meses antes, una vez por semana. Se atendía con mi ginecóloga, ella si hubiera visto algo en la primera consulta me hubiera dicho algo, seguro”.
En ese momento la defensora María Laura Solari consultó si Lucía había estado embarazada a los 15 años y la respuesta fue afirmativa. “De educación sexual no hablábamos, no le conocí ningún novio”, puntualizó.
La madre de Lucía Pérez indicó que fue su hijo el que le avisó el día de la muerte y que en principio le dijo solo que “había tenido un accidente”. Luego la mujer agregó que “me dijeron en la comisaría que se había muerto por una sobredosis. Quedé en un estado que no podía entender nada. A esa de las 19.30 vi el cuerpo ahí”.
Describió, al ver el cuerpo, que observó “petecas en el ojo. Manchitas negras en la parte blanca del ojo, la nariz colorada, después se le puso bordó. Estaba limpia, impecable, no tenía olor a nada. El pelo seco. Le faltaba una zapatillas. Y otra cosa que observé es que tenía las uñas cortitas, que ella no era de usar las uñas cortitas. La besé, le dije que la amaba y que iba a estar con ella siempre”.
Finalmente dijo que “la fiscal (por Sánchez) me dijo que la habían drogado y violado y que la primera suposición era que la habían empalado y lavado el cuerpo. Fue un antes y un después en nuestras vidas”. A este juicio vengo a buscar justicia, una condena ejemplar: esto fue un femicidio, a Lucía la cosificaron y la mataron de la manera más cruel. No pudo defenderse”.
El padre y
el hermano
Guillermo Pérez ocupó luego el lugar de su esposa y también realizó una sentida testimonial orientada a aportar datos para establecer el verdadero contexto de vida de Lucía. Primero recordó que compartían “la música y que era una chica saludable, que no tomaba ninguna medicación especial”. “Su muerte –agregó- fue quiebre de la familia, falta un integrante. Es muy difícil seguir adelante”.
Por otra parte Pérez señaló que “no tenía conocimiento de que consumiera tóxicos. Me enteré que fumaba ella después del hecho. Es más, peleamos con Matías, lo eché de casa, estuvo cuatro meses fuera de casa. Le reproché que no me hubiera dicho nada. Porque de él sabía que a veces fumaba y siempre se lo recriminaba”.
Respecto a los amigos de su hija, el padre afirmó que “conocía a pocos y que, amigos varones a uno solo, Esteban”.
Matías, el hermano de Lucía, señaló en su declaración que “Lucía tenía una personalidad fuerte, era cálida al trato. Una chica con muchos sueños y metas”. “Teníamos una relación buena –admitió-, éramos confidentes en algunas cosas. Yo había otras cosas en las que no estaba de acuerdo, como el uso de algún estupefaciente”
Al respecto dijo que sabía que su hermana “consumía marihuana, porque había consumido alguna vez con ella y tenía el conocimiento de que había probado la cocaína. Le dije que no compartía, tuvimos una larga charla y no volvimos a hablar de eso”
En un pasaje de la audiencia, el fiscal Vicente mostró una captura de pantalla del Whatsapp del telefóno de Lucía Pérez en un diálogo con aquel amigo Esteban. En realidad se veía una mano –la de Lucía- sosteniendo un paquete con marihuana y otro con cocaína. Fue la noche previa a su muerte. El hermano de Lucía reconoció la marihuana pero dijo que la cocaína no la había visto esa noche.
“Creo que había ido a comprar ahí (con Farías) porque esta Moni no tenía. No me dijo dónde era, pero al saber que era una persona del sexo masculino le dije que prefería acompañarla yo o que fuera con otra persona, pero ella se negó rotundamente”, dijo el hermano.
La audiencia prosiguió con la declaración de una psicóloga del Ministerio Público para aportar datos sobre los dichos de la amiga “Belén” y otra testigo de las amistades de Lucía, “Sol”.